Hoy
el Caballero recibió una vista inesperada de su Ángel, estaba tan ensimismado con sus múltiples
ocupaciones, que no pudo percatarse de su presencia.
El ángel hizo lo imposible
por llamar su atención, mas todo fue en vano.. Pero eso no fue un obstáculo para quedarse,
disfrutarlo y verlo trabajar tan concentrado, mientras le acariciaba sus
hombros y sutilmente deslizaba sus dedos por el cabello, besaba su cuello,
inhalaba no solo su aroma sino su amor, las palabras llovieron sobre el
Caballero como caricias susurrándole: Te
amo con toda el alma, te extraño amor... Era todo un éxtasis para el ángel
estar allí.
Pensando en la cabaña y en instantes
el ángel se perdió en los recuerdos.. Sólo había estado una vez allí, le
encantó estar en los brazos del caballero, justo frente a ellos una chimenea.
En relámpagos, sin palabras con ansias y deseos, estaban uniendo sus latidos,
sus sentidos, su existencia entregándose con pasión, con todo el amor que se
profesaban, convirtiéndose en uno solo. Un profundo suspiro le robó ese recuerdo al ángel y retorna al despacho.
Todavía el Caballero concentrado en
su trabajo –tanto que criticó a la princesa- que no pudo percibir a su ángel, quién se dispuso a leer todos sus escritos, escuchaba una y otra vez y otra
vez, los poemas que él recitaba para ella, además de oir melodiosas canciones sintiendo desde
el fondo de su corazón, lo único que llena todo su ser: El calor y amor del Caballero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario